lunes, 9 de enero de 2012

Hasta que lo vives...

Llevo cinco minutos mirando el reloj. Mis pupilas se mueven en forma de espiral mirando los segundos pasar. La aguja de minutos no avanza, es mirarla, y se para. Me odia. El tiempo se va haciendo algo pesado e insoportable cuando estás lejos.

Sin embargo, no entiendo porque cuando estás cerca el tiempo parece algo tan escurridizo e inalcanzable, corre tan deprisa que es imparable.

Qué difícil es aparentar estar feliz a veces, sacar una sonrisa de donde no hay más que lágrimas y labios llenos de heridas de haber sido mordidos para contener lo que llevas por dentro.

Qué difícil es no sentirse un bicho raro sin la persona con la que compartes todo... Intentando despejarte, hacer cosas, relacionarte, pero por dentro sabiendo que no correspondes donde estás.

Qué fácil parece todo.. Esconderse bajo una sábana y dormir eternamente, hasta que llegue el día que esperas volver a verle.

Qué fácil parece viajar en el tiempo, volver a los recuerdos, pero no a imaginarlos, sino a vivirlos... Estar a gusto en un sitio, creer en ti... Qué fácil, hasta que lo vives tú y no sabes que hacer.

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